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¿NO CUENTAS CONMIGO?

Juan Bautista Peris Roig • 6 de diciembre de 2022

No resignarse. ¡Amar es cosa de valientes!

¿𝐍𝐎 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐍𝐌𝐈𝐆𝐎?

En una sociedad marcada por el individualismo y la competencia (no sé cuánto de culpa tenemos los colegios con la manía de calificar y hacer de la educación una carrera de obstáculos), marcada por el individualismo y la competencia, decía, rescato de mi baúl de “lecturas obligadas” un ensayo de 𝗦𝗮́𝗯𝗮𝘁𝗼, 𝐿𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎. 

Relacionarnos es necesario para la existencia humana, pero ¿cómo? De su preciosa época existencialista, Ernesto dice:

“a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros, […] el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea siendo, que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida”

"Cuando somos sensibles, cuando nuestros poros no están cubiertos de las implacables capas, la cercanía con la presencia humana nos sacude, nos alienta, comprendemos que es el otro el que siempre nos salva. Y si hemos llegado a la edad que tenemos, es porque 𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 𝗻𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗻 𝗶𝗱𝗼 𝘀𝗮𝗹𝘃𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝗮𝗻𝘁𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 ".

Es por eso que, la persona “se está acostumbrando a aceptar pasivamente una constante intrusión sensorial […] que termina siendo una servidumbre mental, una verdadera esclavitud. Pero hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.” 

𝗡𝗼 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗴𝗻𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗹𝗮 𝗵𝗼𝗻𝗲𝘀𝘁𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝗲𝗹 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗼𝘀𝗮𝘀 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗮𝘀, 𝗲𝗹 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗼 𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗮́𝘀, 𝗲𝗹 𝘀𝗮𝗰𝗿𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗼𝘁𝗿𝗼…𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗴𝗿𝗮𝗻𝗱𝗲𝘀 𝘃𝗮𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗶𝗿𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀. No me resigno a perderlos. Y para eso, cuenta conmigo.

𝙴𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚊𝚙𝚕𝚒𝚌𝚊𝚛𝚖𝚎. 𝚂𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛. 𝙲𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘. 𝚈 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚊𝚐𝚛𝚊𝚍𝚎𝚣𝚌𝚘. 𝚂𝚘𝚢 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚘.

𝙼𝚎 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊 𝚢 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚒́𝚊 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚊𝚛𝚝𝚒𝚛.

Gracias amigos, amigas

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Por Jose F. Martínez 10 de enero de 2024
Para terminar la primera temporada de “Dazibao, mural rebelde” yo tenía la ilusión de tener una charla con pedro sosa, como él mismo se suele presentar: médico, cantautor y cooperante, y no necesariamente en ese orden. Si algunos no le conocéis os animo a seguirle en redes para disfrutar de sus canciones y también de sus vivencias y reflexiones. Antes de comenzar nuestra charla bromeo con él diciéndole que personifica a la perfección el espíritu de esta sección de nuestro podcast porque en “Cara b” buscamos el otro lado de las cosas. Espero que después de nuestra conversación se llegue a entender más allá de la supuesta anécdota de hablar con un médico especialista en paliativos cuando el tema de este mes dentro de nuestro podcast era: “vida”.
Por Juan Bautista Peris Roig 24 de septiembre de 2022
Hay una asignatura en los estudios de filosofía que se llama Filosofía de la acción . Personalmente me gustó mucho y me pareció una de las más completas. En definitiva, ¿cuál es la particularidad del ser humano que más quebraderos de cabeza le trae? Sus actos y, sobre todo, la decisión de cómo y porqué hacerlos. La cuestión está en que, aparte de lo que cada uno quiere para sí mismo, está lo que quieren los demás de ti. Lo que esperan los demás que hagas. Y que lo hagas bien. Un buen maestro. Un buen panadero. Una buena cirujana. Un buen ciudadano. Hay generaciones, la mía, por ejemplo, que ha sido educada en el sentido del deber y la norma . Como dice José Antonio Marina , nadie preguntaba si un niño era feliz, sino si era bueno . Ciertamente, esa educación se olvidaba del sentido de los derechos y la libertad personal . La “docilidad” era el objetivo principal. En la actualidad, nuestro sistema educativo tiene muy en cuenta esos principios de los derechos y la libertad, pero ha eliminado el sentido del deber y el valor de las normas como ejes de la convivencia. En ocasiones bajo una aparente democratización de los elementos del sistema educativo se esconde la dictadura aplastante de la “ideología” que vuelve a esconderse en la nefasta burocracia para “demostrar” que atiende a esa educación integral que recoge nuestra Constitución. Todo en papel (en pantalla) aunque nuestro alumnado siga siendo náufrago en un mar de leyes insensatas. Una educación que cojea. Cito a Marina de nuevo: “La educación se mueve entre dos peligros: ayudar a formar personalidades demasiado rígidas o demasiado flexibles. A refugiarse en el dogma o diluirse en el relativismo. Tiene que elegir entre el cristal y el humo”. El sistema educativo debería integrar los cuatro principios: el sentido del deber, el valor de las normas para la convivencia, los derechos individuales y sociales y la libertad personal para conseguir una mayor comprensión del mundo. Una educación en la virtud , acaso suene vetusto, pero, aparte de la necesidad de entender nuestro pasado, las ciencias, cómo afrontar los retos del presente y construir futuro…al ser humano le vendría bien recuperar la educación de su personalidad . La educación del propio ser humano.
Por Juan Bautista Peris Roig 27 de agosto de 2022
Absorto ante la inmensidad de la existencia. Guarda sus secretos celosamente. Con un rigor especialmente duro cuando los hechos conmueven tus entrañas. Cuando la vida habla de ausencias imprevistas. Terribles. Momentos espeluznantes en los que uno saca las fuerzas de no sé bien donde y se pone en pie. Y sigo escribiendo parte de mi investigación para la tesis. Ahora de pleno en la cuestión educativa. Ya verán ustedes como a partir de septiembre los gurús educativos van a explosionar con un sinfín de recetas al uso que servirán para marcar la nueva moda educativa. Y ya es mala noticia, como dice el estudiado Gregorio Luri , que la educación se vea sometida a modas que prometen ser muy pero muy de Lomloe. Algún ego y muchos bolsillos se verán recompensados. De esta forma pasarán por la pasarela la taxonomía de Bloom, los entornos VUCA, los saberes básicos, la inclusión, las diferencias, sabidas y manidas, entre evaluar y calificar … Lo peor, es que volverá a pasar que no sabremos sacar provecho a las bondades de una ley necesaria, aunque no suficiente. Hay cuestiones más graves que otras. Cuando se habla de inclusión se olvida de que estamos hablando de personas excluidas que “deben” ser admitidas en el sistema educativo. Pero esto es escandaloso, ¿no? Hablar de inclusión es que se da por hecho que nuestra sociedad se desentiende, aleja, condena, señala, elimina de su “normalidad”, a personas determinadas por cuestiones físicas, psíquicas…sociales o económicas. Hay personas excluidas que deben ser incluidas. Y lo debe hacer el sistema educativo. ¡Vaya, mira tú por donde! La perversión de esta afirmación radica en la asunción de esa cultura del descarte de la que habla el papa Francisco , donde existe “normalizada” “una cultura de la exclusión a todo aquel que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado”. Del mismo modo como apunta Francesc Torralba, “la cultura del descarte también afecta, negativamente, a todas las personas frágiles y vulnerables, a los seres humanos que padecen enfermedades, dolores, dependencias y deficiencias de todo tipo. Las víctimas de esta cultura del descarte son las personas frágiles.” Pues, releyendo a Axel Honneth , filósofo de la tercera generación de la Escuela de Franckfurt , rescato una de las aportaciones más interesantes del autor. Se trata de la superación de algunas propuestas de Habermas sobre la cuestión del conflicto social. Total, que Honneth propondrá tres formas sociales de reconocimiento para que haya unas sanas relaciones entre las personas, a saber: el amor, el derecho y la solidaridad. El amor limitado a la esfera más íntima y ligado a la familia, el derecho como expresión de una convivencia necesaria entre las personas a través de la vía jurídica que reconoce derechos y deberes para con los otros como sujetos de una manera universal. Y finalmente, la solidaridad . Honneth remite a este concepto para explicar cómo el reconocimiento mutuo intersubjetivo basado en la cooperación es decisivo para comprender lo que debe ser la praxis social humana. Y cuando no se reconoce al otro, se le menosprecia. Y cuando se le menosprecia, se le excluye. Y cuando se le excluye, se le descarta. Hay una poderosa corriente cristiana humanista ( Maritain ) que se enraíza en el mensaje de Jesús que propone el reconocimiento del otro, sea como sea, como el primer paso para la construcción y la sostenibilidad de cualquier proyecto social. No aceptemos la exclusión como algo a remediar. Seamos proactivos en la eliminación de prejuicios. Un trabajo ad extra , pero que necesariamente pasa por un cambio del corazón en cada uno de nosotros. A ello.
Por Juan Bautista Peris Roig 4 de julio de 2022
Hace poco tuve la suerte de asistir a unas jornadas filosóficas en Salamanca . Muy interesantes. Alimentaron mi pensamiento con verdaderas ideas novedosas y rescataron de mi pozo interior algunas cuestiones que tenía aisladas y casi secuestradas. Una de ellas el tema de la muerte. Sin duda alguna porque hay algunas ausencias que siempre duelen y de incomprensibles que son uno las intenta olvidar. Y fue cuando en unas conversaciones de café después de una frugal comida alguno de los presentes comentó su línea de investigación. El transhumanismo y su promesa de inmortalidad para el ser humano. Al cerebro se le puede considerar como un ordenador y los pensamientos encontrarían su analogía con los datos. Tan solo falta transferir, mientras aún tenemos vida, nuestra mente a una máquina capaz de procesar estos datos digitales et voilà! He aquí un ser humano inmortal. Nuestro cuerpo muere, pero la mente vive. O algo así. Este sería uno de los objetivos más codiciados de nuestra era (tal vez de todas las eras), transformar la condición humana de tal manera de que la mente de una persona pueda ser convertida en datos digitales y “subida” a un ordenador muy potente, lo que te permitiría vivir en un mundo de experiencias virtuales sin límites y por ende alcanzar la inmortalidad, según comenta la web Xataka. Y todo esto gracias a las nuevas tecnologías convergentes que bajo el acrónimo NBIC reúne a la nanotecnología, biotecnología, informática y ciencias cognitivas. No es broma. Ninguna. Y esto no es que este cerca, es que ya es una realidad incluso en política. Argemino Barro, del Diario del Agua el Ágora, nos habla de un candidato arrinconado por la pareja Trump-Biden, Zoltan Istvan . Escribe Argemino, “la filosofía de Istvan, el transhumanismo, propone una “evolución participativa”: en vez de dejar la mejora de la especie humana en manos de la selección natural, es la especie humana la que tiene que tomar el mando, mediante la tecnología, y aplicar estas mejoras sobre sí misma. La inmortalidad solo es una de ellas, quizás la más ambiciosa. Pero hay muchas más: por ejemplo, hacer que la criogenización sea más efectiva, desarrollar implantes cerebrales que nos permitan tener todo el saber del mundo en la cabeza, lograr avances genéticos para evitar enfermedades o crear injertos mecánicos que potencien nuestra fuerza o nuestros sentidos.” Tema controvertido. ¿Me hubiera gustado que mis seres queridos no hubieran muerto? La respuesta es que hay pocas cosas que haya deseado con tanta intensidad, pero, ¿esas máquinas serían mis seres queridos? ¿Ese “no morir”, es vivir? "La muerte será una opción, no un destino," según el ingeniero José Luis Cordeiro. "Esta es la revolución más grande de la historia de la humanidad, nada se compara con la muerte de la muerte, nosotros estamos entre la última generación humana mortal y la primera generación humana inmortal". Es decir, el transhumanismo defiende que la muerte es un problema técnico, solucionable por la tecnología Y se me refresca el alma con un autor muy interesante, André Comte-Sponville . Filósofo francés, que sabe muy bien de lo que escribe cuando trata el tema de la muerte ya que el suicido de su madre y la muerte de uno de sus hijos, desgraciadamente, le ha hecho reflexionar sobre esa “normalidad” que es el morir. Él, no es creyente, yo sí, pero en sus escritos encuentro algo de ese Dios que él rechaza y que yo busco . Estos párrafos de su “Invitación a la filosofía” me han interesado enormemente. Sirvan de cierra a esta reflexión: «Si quieres amar la vida, [...] si quieres apreciarla lúcidamente, no olvides que morir forma parte de ella. Aceptar la muerte —la propia, la de los allegados— es la única forma de permanecer fiel a la vida hasta el final. Mortales y amantes de mortales: esto es lo que somos, y lo que nos desgarra. Pero este desgarramiento que nos hace hombres, o mujeres, es también lo que da a la vida su máximo valor. Si no muriésemos, si nuestra existencia no destacara sobre el oscuro fondo de la muerte, ¿sería la vida tan valiosa, tan rara y emocionante? «Por no pensar lo suficiente en la muerte —escribía Gide—, ni el más breve instante de tu vida ha sido lo suficientemente valioso.» Así pues, hemos de pensar en la muerte para amar más la vida —en cualquier caso, para amarla tal como es: frágil y transitoria—, para poder apreciarla mejor, para vivirla mejor».
Por Juan Bautista Peris Roig 3 de julio de 2022
Esta llamada sociedad del bienestar anda maltrecha debido a varios factores: una pandemia que nos ha dañado la salud en toda su amplitud, unas guerras que no acaban nunca y que se reparten cada vez por más lugares del mundo, el secuestro de la vida interior por el show continuo de la extimidad en RRSS, una economía sin piedad que arrasa a mucha parte de la población y una incapacidad del ser humano para encontrar bases seguras, fundamentos, para asentar esta sociedad que dimitirá del “bien” y se quedará solo con el “estar”. Pues ante toda esta maraña circunstancial y esencial aparece un libro que señala una propuesta vivificante: el homo curans debe coger el testigo de este ser humano individualista absorto en su supervivencia, solo en su andadura y sin soluciones para un futuro cercano. Recomiendo vivamente este libro de Agustín Domigo Moratalla que en sus seis capítulos desarrolla una propuesta realista y seria basada en la mejor tradición ética de nuestro tiempo. Como dice Antonio Piñas en el periódico El Debate, “cada párrafo de Homo curans es una incitación al compromiso ético y político con el otro y con el entorno” del mismo modo que afirma que “el «cuidado de sí» desligado del cuidado de una sociedad justa o del cuidado del medio nos lleva a una versión muy pobre del cuidado. Por eso se nos describe en cada página el sentido de un cuidado complejo, es decir, integral y generativo.” Sin duda alguna que “desde las fuentes intelectuales de las que parte Moratalla, redescubrimos que, frente al paradigma de la independencia, propio de modelos individualistas, se puede apostar por una autonomía relacional. El olvido del otro es un indicativo de ciertas éticas del cuidado que han descuidado la donación como dimensión propia de la persona. La solidaridad social y el cuidado son expresiones de un ser personal que, como nos ha transmitido la filosofía personalista, es, a la par, recepción y donación. Así lo describió en algunas de sus obras más insignes, Pedro Laín, otro gigante del pensamiento contemporáneo al que Moratalla ha prestado su justa atención en algunas de sus obras. La era digital tiene sus riesgos, como toda época, pero también esconde muchas posibilidades para construir una ciudadanía digital activa y responsable. No perdamos la ocasión de dialogar este verano con Agustín Domingo leyendo Homo curans. No nos dejará indiferentes y nos aportará claves para pensar la educación de las nuevas generaciones cuidando de unos valores y fomentando virtudes, como la virtud del cuidar. De esta forma podremos transitar de la sociedad del bienestar a la sociedad de los cuidados. Sí, debemos estar preparados para este nuevo paradigma, en el que ya nos encontramos, y que nos exige una mayoría de edad en la actividad de cuidarnos, cuidar al otro y cuidar el hogar común desde la virtud de la justicia.” Libro perfecto para este verano.
Por Jose F. Martínez 5 de junio de 2022
Andaba yo en el momento de estrujarme el cerebro para el Cara B del mes de abril dentro de nuestro podcast colectivo. La palabra clave de ese mes, como muchos ya sabréis, era “Casa”. En ese mismo instante me llegan mensajes desde Ukrania de un amigo del alma y al que muchos conocéis: Chiqui Asensio. La primera foto que me pone el cerebro del revés es en la que aparece la ventana de una vivienda con dos impactos de bala y otras muchas fotografías de esas que encogen el corazón con casas semiderruidas, alcanzadas por algún proyectil. Es cierto que me impactan mucho ese tipo de visión de los edificios con fachadas o parte de los muros caídos. Es casi como la profanación de un espacio sagrado, habitado hasta ese momento por personas. Y creo que esa es la clave: olvidar las cifras, las opiniones políticas, el bombardeo de noticias e imágenes, etc. Y observar a las personas. No es casual ese “personas que cuentan”, uno de los lemas de nuestro mural rebelde con un gran doble sentido o que en otro de nuestros proyectos la canción principal fuese ¨La persona es lo primero” Por ello he querido compartir aquí en nuestro blog la historia de esa madre con sus dos niños de la que nuestro querido Chiqui nos cuenta muy brevemente en el audio. Él sintió la necesidad de partir hacia Ukrania en viaje relámpago para llevar ayuda humanitaria en varias furgonetas y finalmente ha permanecido más de dos meses haciendo viajes al interior de las zonas más castigadas para llevar materiales y medicinas y ayudar a salir a personas. Principalmente madres con sus hijos. La manera de aterrizar en la historia concreta y real de esa madre que se ve obligada a huir, metiendo en escasos minutos unas cuantas cosas dentro de 3 bolsas y aventurándose con sus dos niños a subir a esa furgoneta que aparecía por allí como un milagro era permitir que vieseis en estas instantáneas a la madre, los niños, las 3 bolsas y el pequeño barracón junto a una frontera que volvía a ser “sagrado” lugar de paz, seguro; nuevamente por la acción de personas: la voluntaria polaca, un soldado polaco y otro ucraniano y el español de la furgoneta a más de 3000 kilómetros de su casa. Solamente me falta contaros el motivo por el que aquella madre con dos niños se quedó retenida en la frontera con Polonia sin poder llegar a cruzarla: Intentó conseguir alimentos en una tienda pero como no disponía de dinero para pagarlos tuvo que dejar el pasaporte como garantía de cobro si quería volver a recuperarlo. Tuvo que salir a toda prisa de su casa y no hubo manera de acudir a por él. Alguien se desplazó días después a esa zona poco segura y aprovechando un nuevo cargamento de material, llegó al comercio, saldó la deuda y recuperó el pasaporte. .
Por Paco Pérez Dolz 19 de marzo de 2022
En esta playlist aparecerán las canciones del espacio La pizarra de corcheas . Haz click aquí para acceder al contenido • “From now on”, de la banda sonora de la película “The greatest showman” • “Can’t stop loving you”, del disco de Toto “Live in Poland 35th anniversary”. • “Hasta el final”, del disco “Irrepetible” de Coque Malla. • “Volver a empezar” del disco “Rompe tu silencio” de Girasoules. • “Calypso”, de Jean-Michel Jarre, CD “Waiting for Costeau” • “Don´t stop me now” de Postmodern Jukebox, álbum “33 resolutions per minute”. • “Jump” de Van Halen, del disco “1984”. • “Volverán esos momentos” de Ele. • “Here comes the sun”, The Beatles, disco “Abbey road”. • “Here comes the weekend” del CD “Tourism” de Roxette. • “You can call me Al” del álbum “Graceland” de Paul Simon. • “Feel so Good” del LP “Blue rhythm” de Graham Foster’s Night Train.
Por Paco Pérez Dolz 6 de marzo de 2022
En estos tiempos que vivimos de incertidumbre, tensiones y malos augurios, quiero aprovechar este espacio para reivindicar la importancia de la música en nuestra vida. La música, con su poder de traspasar el tiempo y las fronteras, con su poder de hermanar culturas, amansar fieras, templar ánimos, emocionar, dar valor, unirnos… Dicen que toca el alma de las personas, no lo sé, pero he visto a enfermos de alzheimer que lo habían olvidado todo, tararear melodías, o incluso recordar letras de canciones que fueron importantes en algún momento de su vida. Algo tendrá cuando es capaz de hacernos llorar, de hacernos felices, de hacernos bailar…algo tendrá. En los momentos más duros de esta pandemia por Covid que estamos viviendo, la música se convirtió en una de las cosas a las que aferrarnos para mantener la esperanza, para no perder la cabeza, para estar unidos. Y es por eso que quiero pediros ahora más que nunca, cuando nos enfrentamos a terrores olvidados, a situaciones que no esperábamos, que inundéis la vida de música. Que no pare la música, que no deje de sonar en cualquiera de sus formas, que recomendéis canciones, que las compartáis, que escuchemos sus letras y sintamos sus acordes, que su ritmo nos impulse el corazón, que los recuerdos que nos trae nos ayuden a mantener la esperanza. Una manera de saber cuánto quieres algo es por el miedo que tienes a perderlo, y sí, ahora tenemos mucho miedo, mucho, de perder el futuro que queremos para nuestros hijos, de disfrutar de nuestros amigos, de abrazar a nuestras familias…y vemos que personas muy próximas a nosotros están sufriéndolo ya. Esta canción que os recomiendo habla de eso. De luchar por los desamparados, de darnos ilusión, esperanza de un mundo mejor que sólo será posible si nosotros queremos. Y queremos, vaya si queremos. Hace 30 años…sí, 30 años, me subí a un escenario a interpretar con un buen amigo este tema de Víctor Heredia. Hicimos la versión que Mercedes Sosa había hecho en directo un año antes, y desde aquel entonces se convirtió en una de las canciones de la banda sonora de mi vida. Que no pare la música, porque la vida sin música sería un error. Enlace a: Mercedes Sosa Una canción posible (En vivo) 1991
Por Juan Bautista Peris Roig 4 de marzo de 2022
Recomendación del libro "Una boca per a parlar, dues orelles pera escoltar"