Blog Post

Blog

ENTREVISTA (O MÁS BIEN CONVERSACIÓN) CON PEDRO SOSA

Jose F. Martínez • 10 de enero de 2024

Jose F. Martínez charla con Pedro Sosa, músico y médico especialista en paliativos. Muy "Cara B".

Para terminar la primera temporada de “Dazibao, mural rebelde” yo tenía la ilusión de tener una charla con pedro sosa, como él mismo se suele presentar: médico, cantautor y cooperante, y no necesariamente en ese orden. 
Si algunos no le conocéis os animo a seguirle en redes para disfrutar de sus canciones y también de sus vivencias y reflexiones.
Antes de comenzar nuestra charla bromeo con él diciéndole que personifica a la perfección el espíritu de esta sección de nuestro podcast porque en “Carab” buscamos el otro lado de las cosas. 
Espero que después de nuestra conversación se llegue a entender más allá de la supuesta anécdota de hablar con un médico especialista en paliativos cuando el tema de este mes dentro de nuestro podcast era: “vida”.

JOSE: Cuando me encargaron la realización de este podcast dentro del colectivo Dazibao, la premisa inicial era traer cada mes una canción para compartir que por supuesto tuviese un contenido digno de reseñar o para desmenuzar o saborear la esencia de lo que el autor quería contarnos. Esto significaba por supuesto huir de canciones facilonas, o los superéxitos con los que nos bombardean diariamente. Por eso decidí llamar a este micro-espacio: “CARA B” y aproveché el primer capitulo para explicar su filosofía y de ese modo, cuando se habla de otros temas, también huir de la explicación simple de las cosas, más bien buscar una segunda lectura que vea más allá de la capa superficial. 

PEDRO: El otro día hablábamos de esto mismo, ¿no? y tú me lo comentabas y lo pensaba. Tuve un caso con una paciente… hablo de la rutina, perdemos la esencia que tienen las cosas, o sea en lo que hacemos todos los días pero a veces hay como una especie de desidia interior, que aún cuando aparece algo extraordinario ¿sabes?, no somos capaces de ver lo que hay detrás, o sea, llega un momento en que es tal la saturación de cosas intranscendentes que aunque te pongan algo gordo delante, algo que verdaderamente debería de conmoverte hasta los cimientos, muchas veces no eres capaz de ver esa “cara B”. Pasa con lo cotidiano pero pasa también con lo extraordinario por esa tendencia que tenemos a “pasar de canción”, y resulta que el “temazo” está ahí en medio y esa costumbre de pasar de canción…

JOSÉ: Cuando hablo de estas cosas a veces me siento un señor mayor, el típico que está criticando el uso de tecnología, o el hecho de que los chavales hagan “scrolling” todo el rato y en el fondo me da una especie de reparo a que parezca eso, pero yo pienso que hay un vicio que no es achacable a los adolescentes precisamente o al menos exclusivamente a ellos. Hay una tendencia en vivir así, en “scrollear”, en pasar rápido como tú dices tanto las canciones como los momentos, o sea que sí, totalmente de acuerdo contigo.

PEDRO: Y es difícil además, porque como no hay tiempo para la progresión, no hay tiempo para el desarrollo de algo, la idea tiene que ser rápida, precisa, concisa.

JOSÉ: Y por lo tanto superficial, que es lo triste ¿no?, siempre te quedas en la superficie, seguro.

PEDRO: Muchas veces yo te puedo decir: “esta persona el otro día me conmovió por esto, por esto y por esto”, pero es más importante el proceso que las consecuencias que de verdad tuvo conmigo, no sé cómo decirte, se pierde la capacidad, se pierde el itinerario que lleva hasta que algo llega a conmoverte de verdad y eres capaz de ver esa “cara B”, porque es cierto que en un podcast como el que tú estás haciendo que tiene que ser rápido, te da tiempo justo para exponer algo y llevar a la gente a una conclusión, o sea pero, ¿dónde queda el proceso por el que tú has llegado a ella? Hay cosas que no se pueden acelerar aunque queramos y lo verdaderamente trepidante y lo verdaderamente apasionante de la vida yo creo que muchas veces es el camino que te lleva a un lugar, no el lugar al que has llegado. 
Y con la gente que se muere, José, esto es así. Muchas veces a la gente le llama la atención que a lo mejor yo entro en una habitación y lo primero que haga sea abrazar al paciente y que nos demos un beso, tíos y tías, o sea, yo a mis pacientes, a muchos de ellos, porque en esto el lenguaje no verbal habla, les abrazo, y cuando tengo residentes, me dicen: “¿No te parece un poco paternalista esa actitud?”, y claro, ¿cómo le explicas tú las decenas de momentos que has tenido con esa persona para llegar a que lo primero que ocurra cuando entras en una habitación, sea un abrazo y un beso?, ¿sabes?, o sea, ¿Cómo le explicas el lazo que en un momento dado ha surgido entre esa persona y tú, para que la consecuencia obvia de entrar en su habitación sea, lo primero darle un abrazo y un beso? Y cuando tú ves los protocolos de medicina… “si pasa esto, dices esto; si pasa esto otro, dices aquello; no se interesan por el proceso, es la consecuencia rápida de un hecho ¿no?. Y en verdad, cuando tú te dedicas a lo que yo me dedico no puedes perder el proceso porque el proceso por el que una persona hace un itinerario habla no sólo de lo que está pensando, de lo que está sintiendo en este momento, si no de lo que la persona es detrás del problema, detrás de la enfermedad y detrás de lo que está viviendo. Y a mí me resulta super difícil transmitirle a mis residentes que es en el proceso donde uno detecta los puntos sólidos de una persona, que es en el proceso donde la misma persona te está dando las herramientas para poder acompañarlas, sabes lo que te digo, y la “cara B” está ahí, pero la “cara B” a veces la damos masticada, y no hablamos de la preparación de esa receta, la entregamos así o nos la entregamos a nosotros mismos así, y no nos fijamos en el itinerario ¿no?, que te ha llevado a tí a desmembrar de esa forma la “canción” que estás desmembrando. 

JOSÉ: Pues en este podcast de Dazibao, creo que te dije, cada mes existe una palabra clave que elige uno de nosotros. Este mes me tocaba elegir a mi y como te quería entrevistar escogí la palabra “vida”. Y alguien pensará: “el tema principal es –vida- y ¿entrevista a un médico de cuidados paliativos? Para explicar esto me gustaría que me recordaras cuando estuviste en aquel programa de televisión en “prime-time” y el entrevistador te preguntó sobre si dedicarte a lo que te dedicas debía ser algo muy triste, o algo así. No recuerdo bien su pregunta pero si que recuerdo que tu respuesta me impresionó, me encantó. Precisamente le dijiste que era todo lo contrario a lo que parecía a simple vista, aquello me pareció muy “caraB”, por eso lo quería rememorar… 

PEDRO: Muy “cara B”, sí…Yo recuerdo que ante la pregunta de este presentador, de ¿cómo podía dedicarme a algo tan triste? Tú le respondes que no hay gente más viva que la que sabe que se muere, esa es la frase, y es cierto José, es cierto porque yo creo que lo que le da dimensión a la vida, a toda la vida es la fragilidad, o sea, cuando más consciente es una persona de su propia fragilidad más vivo está, más vivo está porque es más consecuente con el valor del tiempo. Que tú y yo estemos hablando hoy aquí, sinceramente José, yo ya hay cosas con las que no pierdo el tiempo, pero no por ser elitista, no por seleccionar a la gente con la que me comparto, sino porque cada vez soy más consciente de que el tiempo es lo que tú haces con tu tiempo, determina la verdad de tu vida, la verdad de tu existencia, saber que hoy estamos aquí hablando tú y yo, pero mañana cualquiera de los 2 podemos no estar, es suficiente razón para que nos demos cuenta, que este instante es auténtico, este instante puedes llevarlo a tomar conciencia de que hoy decidimos tú y yo estar a través de una pantalla hablando, y es lo que le da valor en verdad a la existencia. Yo creo que la gente que sabe que tiene poco tiempo, es la gente que de verdad se gasta donde verdaderamente siente que tiene que gastarse.
Y yo creo que es la mayor definición de vida, vive el que se gasta donde se siente llamado a gastarse.

JOSÉ: Y luego otra cosa que me molesta y que creo que va en esta línea también … La gente cree cuando argumentas sobre esas circunstancias limite de la vida que apuras, saboreas, porque crees que se acaba. La gente se queda en una capa exterior, superficial, cuando creo que es algo más profundo… Y en este sentido voy a permitirme hacerte una pregunta aunque se que puede parecer un poco pueril o incluso fuera de lugar, pero espero que se entienda porque te la hago: ¿Alguna vez en esos momentos tan delicados algún paciente a mostrado su preocupación por el 4x4 que se compró o por cualquier otro bien material? Creo que en circunstancias así nos agarramos a lo importante y fundamental pero no por una sensación de decir: “se acaba y no he apurado lo bueno que podía haber vivido” sino que creo que va mucho más allá… Es como dices tú que a veces te leo, como si se te abriesen de repente los ojos a una realidad y decir: “¡Esto es lo importante!” Ese gesto, ese abrazo, esa mano, ese hijo que le miras a los ojos… Y vamos dando bandazos atendiendo a miles de cosas que nos parecen súper importantes, “scrolleando” como decíamos de una a la otra para darnos cuenta, tal vez tarde, de las cosas importantes de verdad.

PEDRO: Mira, yo después de muchos años, este año cumplo 30 años dedicado a los cuidados paliativos, de hecho creo que es el único sentido profundo de estar enfermo. Creo que hay cosas que no se pueden aprender si no estás, eso que estás comentando es imposible sacarnos del 4x4, es imposible sacarnos de la hipoteca, de mantener nuestro empleo, de mi hijo estudiando, de mi hijo que no consigue lo que quiere, de los problemas con mi mujer, de los problemas con mis compañeros del trabajo, o sea hay algo que nos desubica tanto que nos hace pensar en lo otro. Y creo que evolutivamente la enfermedad a veces es la única forma de salir a esa “cara B” de la vida.
 Hay un estudio super curioso, creo que era australiano, en el que los investigadores le preguntaban a gente muy joven, que no pasaban de los treinta y tantos y que tenían un pronóstico de vida muy corto ¿no?, qué era lo que les pesaba en ese momento, y es curioso la conclusión a la que llegan esos investigadores, porque la mayor parte de esa gente a la que entrevistaron llegaron a la conclusión de que lo que pesa es, haber vivido como otros esperaban de mi, y no como yo quería. Eso aplicado a todo, al trabajo, a la familia, a las relaciones de pareja, a cómo has gastado el tiempo y en qué lo has gastado, haber vivido como otros esperaban de mi, y no como yo sentía que debía hacerlo.
Ese giro de la cabeza, esa desprogramación, ese desaprender de nuestro querido Luis, eso sólo se consigue a veces, a veces, hay gente que llega a esa conciencia, a esa iluminación, a esa luz, por propio trabajo personal, pero en el común de los mortales, yo creo que cuando la enfermedad nos toca, nos aboca a eso o a la desesperación más terrible. 
Entonces es una dualidad, aquí ya no hay 20 puertas abiertas, hay 2, una que te lleva a la desesperación y otra que te lleva a replantearte el valor de tu vida, lo que has hecho con ella y cómo quieres seguir viviendo a pesar de que te toque vivir poco y yo me gusta plantearme todas estas cosas desde el punto de vista de evolución, yo creo que la única vocación que hay en el universo es evolucionar, desde las estrellas hasta los seres más insignificantes como nosotros. Y cuando intento buscar un sentido profundo de, por qué un ser humano que es relativamente feliz, llega un momento en su vida en que empieza a encontrar cierta paz en alguna cosa, por qué en ese momento este ser humano, de un día para otro, pierde todos los proyectos, todas las ilusiones de futuro, porque ya no le queda tiempo, la única respuesta a la que he llegado en estos 30 años, es que es la única forma de darle la vuelta a esa programación que tenemos en la cabeza, que no se corresponde con las aspiraciones y la intuición del ser humano a nivel de su alma, a nivel de su corazón y la enfermedad creo que es lo único potente que no sólo al paciente, sino también a todos los que le rodean les hace pensar aunque sea por un segundo si tu vida la estás gastando como quieres o como debes.
Yo no sé si he respondido un poquito a tu pregunta, pero creo que el único sentido que tiene la enfermedad es precisamente, ser capaces al menos durante momentos concretos en los que todos los seres humanos no tenemos más cojones que plantearnos eso, el decir, esto es lo único que me ha quitado de mi 4x4, de mi hipoteca, de tantas preocupaciones banales y me lleva realmente a encontrar el sentido de mi vida y además eso releyendo tu propia historia, y siendo capaces de extraer no sólo los lugares y las decisiones que te han hecho sentirte perdido o vacío, sino también con cosas que has hecho bien, y que les dan un sentido profundo a tu existencia.

JOSÉ: Por otro lado podríamos pensar: Qué pena que esperemos a esos momentos de enfermedad para descubrir esas realidades… Por eso creo que cuando tú cantas o cuando escribes tus textos intentas transmitir esa importancia de saborear los momentos y vivir las cosas que importan de verdad sin esperar que una enfermedad nos trastoque y nos ponga la vida del revés para darnos cuenta. Por eso como hablamos de esa velocidad y superficialidad con la que a veces vivimos, ¿Tú sientes, entre comillas, de algún modo que tienes como la misión de que la gente viva esa realidad de otra manera y sienta la vida de otra manera? La vida es un regalo y puedes pensar: ¿Pero no se dan cuenta?, o algo asi, no sé…

PEDRO: Es curioso la gente vuelve de su lugar de trabajo cansada. Y yo vuelvo de mi lugar de trabajo vitalizado, o sea, yo creo que si yo me dedicara a otra cosa llegaría a mi casa con ganas de acostarme y sin embargo cuando vuelvo lo único que me planteo gracias a mis pacientes, gracias a las situaciones que viven es como puedo estar más presente con mi hijo, con mi mujer, con mis amigos, en lo que me gusta hacer, pero esto no es una cuestión de mérito personal…

JOSÉ: No, escucha Pedro, ni siquiera es una cuestión comparativa, es decir: “como estoy viendo cosas tan feas llego a casa con ganas de vivir otras o de cambiar el chip y el ánimo” No, creo que es algo más profundo, de tomar conciencia. Me gustaría que lo explicaras para que la gente lo entienda en ese sentido.

PEDRO: Es darte cuenta y ser tan consciente de la fragilidad del ser humano, de lo que decíamos al principio, esa fragilidad del ser humano tan abismal, a veces ¿no?, tan profunda, tan a veces destructiva de lo que nos ha sostenido a lo largo de toda la vida, te hace ser consciente del valor de tu tiempo, pero no del valor de tu tiempo en plan etéreo, no, no…de esta tarde, de este medio día, de este rato que estamos teniendo tú y yo, no como algo abstracto, para el que le dicen tienes un cáncer de páncreas con metástasis hasta el corvejón, lo abstracto se vuelve concreto y no tener tiempo para seguir abrazando a sus hijos, a sus amigos, a su mujer, no terminar el libro que empezó, no haber hecho el viaje que quería, ya no es una opción, pero como algo concreto no como algo abstracto que vive aquí, sino algo concreto que te habita en tu corazón. Ese es el regalo que yo siento en mi trabajo, o sea yo me despisto como todo el mundo, pero raro es el día que no tengo como una colleja así, de una situación en la que acompaño a alguien al final de su vida y que te hace volver a despertar a esa necesidad de llenar de verdad tu tiempo con lo que verdaderamente te llena

JOSÉ: Pues aprovechando eso que dices y por ir finiquitando… Cuéntame, porque sabes que me gusta mucho la canción y la voy a poner: “Espacio contigo”. Explícanos que significa ese “Espacio contigo”, no como canción sino justo por lo que estamos hablando, esa realidad vital. Que cuando estamos junto a alguien estamos de verdad: mirando, abrazando, cercano o simplemente en una conversación con alguien , estemos totalmente y del todo con esa persona.

PEDRO: Mira José, hace muchos años una siquiatra amiga mía que ya falleció, y con la que he compartido mucho trabajo en Centro América y en cooperación, me dijo: “Pedro, la clave de la sanación parte de un hecho, y es que cuando estés delante de una persona, esa persona sienta que no hay nada más importante en el universo, en ese momento para ti que ella. En el momento que alguien se acerca al dolor del otro, a la fragilidad del otro, es mágico lo que ocurre cuando tú intentas transmitirle a esa persona que en ese momento no hay nada más importante en el mundo para ti, que ella. Y “Espacio contigo”, nace de una noche de guardia en la que un paciente que yo llevaba hacía bastante tiempo, un chico muy joven, con cáncer de páncreas, me pidió que lo sedara porque ya no podía más. Uno de los criterios de sedación es la angustia vital, no sólo el dolor y el ahogo, sino también la angustia vital. Era tal el sufrimiento que estaba en aquel momento Javier sintiendo, que en la mitad de la noche y sabiendo que yo estaba de guardia, me llamo y me dice: “Pedro, no puedo más” y cuando alguien te dice algo así, te da tiempo a despedirte, a que sus seres queridos se despidan, a que el deje dicho lo que le gustaría decir a su mujer, a sus hijos. Los tengo aquí ahora mismo… y recuerdo que esa noche, cuando iba a empezar la sedación, Javier y yo nos abrazamos y me dijo algo que de alguna forma, a mí me hizo dar también otra vuelta de tuerca en la que siento que es mi misión vital, y es que una persona de no llegaba ni a 40 años, te diga: “qué suerte he tenido de poder morirme contigo”. Cuando alguien te dice algo así uno es consciente de 2 cosas; la 1ª es que el ser humano es inabarcable y un médico no puede abarcar al ser humano, y la 2ª es que, algo así sólo se concibe o solo se consigue cuando quienes acompañamos nos sentimos en medio de algo más grande que nosotros. La canción “Espacio contigo” lo que intenta reflejar es que es tan sagrado el momento en el que se comparte algo así con alguien que, a mí no me cabe otra explicación que es que los seres humanos podemos ser mediadores de algo más grande que nosotros a la hora de acompañar, que algo más grande que nosotros quiere hacerse presente a través de nosotros para esa persona porque quiere estar ahí. A mí me vale la palabra Dios, perfectamente. No es una canción de autocomplacencia, es una canción de saberte en algunos momentos de tu vida transmisor o canal para algo mayor que tú, que se quiere hacer presente en esta fragilidad y en ese dolor.

JOSÉ: Y luego en la 2ª parte de la canción que a mi particularmente me hace mucho como ponerme en tu piel, del médico que sale de una guardia en la que ha vivido algo tan fuerte y se mirar delante del espejo, se echa el agua en la cara y de algún modo lo ve todo de otro modo. Dispuesto a saborear la vida y todos sus momentos con plena intensidad… al menos así la imagino yo.

PEDRO: Esa 2ª parte empieza con “agua que se seca entre mis manos”, siempre hablamos que el agua se escapa de las manos, pues no, no tiene por qué, si te paras a sellar bien los dedos, el agua no tiene por qué escaparse de tus manos y yo creo que eso ocurre en la vida cuando uno se atreve a ser, aquello para lo que se siente hecho, y ese momento del espejo, de ir a lavarme y quedarme mirando el agua entre las manos y decir, no tiene por qué caerse el tiempo, no tengo por qué sentir que mi vida desaparece entre mis dedos, cuando soy aquello a lo que me siento llamado a ser, el agua se seca en las manos, no se cae. Y es el tomar conciencia de que al menos por esa noche, al menos por ese momento, merece la pena estar vivo y merece la pena ser fiel a aquello para lo que te sientes llamado a ser, ese es el sentido de toda esa 2ª parte de la canción, es como una acción de gracias para decir: “Es que no cambiaría este momento por nada del mundo, es el sentirte ocupando tu lugar”.

OS RECOMIENDO ESCUCHAR LA VERSIÓN EN AUDIO (BREVE) DE LA ENTREVISTA DENTRO DE “DAZIBAO, MURAL REBELDE” EN IVOOX O SPOTIFY Y DE ESE MODO ESCUCHAR ESE MARAVILLOSO TEMA DE PEDRO “ESPACIO CONTIGO” SOBRE EL QUE GIRA EL FINAL DE LA ENTREVISTA.

Otras entradas del blog

Por Juan Bautista Peris Roig 6 de diciembre de 2022
¿𝐍𝐎 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐍𝐌𝐈𝐆𝐎? En una sociedad marcada por el individualismo y la competencia (no sé cuánto de culpa tenemos los colegios con la manía de calificar y hacer de la educación una carrera de obstáculos), marcada por el individualismo y la competencia, decía, rescato de mi baúl de “lecturas obligadas” un ensayo de 𝗦𝗮́𝗯𝗮𝘁𝗼, 𝐿𝑎 𝑟𝑒𝑠𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎. Relacionarnos es necesario para la existencia humana, pero ¿cómo? De su preciosa época existencialista, Ernesto dice: “a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros, […] el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea siendo, que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida” "Cuando somos sensibles, cuando nuestros poros no están cubiertos de las implacables capas, la cercanía con la presencia humana nos sacude, nos alienta, comprendemos que es el otro el que siempre nos salva. Y si hemos llegado a la edad que tenemos, es porque 𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀 𝗻𝗼𝘀 𝗵𝗮𝗻 𝗶𝗱𝗼 𝘀𝗮𝗹𝘃𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝗮𝗻𝘁𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 ". Es por eso que, la persona “se está acostumbrando a aceptar pasivamente una constante intrusión sensorial […] que termina siendo una servidumbre mental, una verdadera esclavitud. Pero hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse.” 𝗡𝗼 𝗿𝗲𝘀𝗶𝗴𝗻𝗮𝗿𝘀𝗲 𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗲𝗿 𝗹𝗮 𝗵𝗼𝗻𝗲𝘀𝘁𝗶𝗱𝗮𝗱, 𝗲𝗹 𝗴𝘂𝘀𝘁𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗼𝘀𝗮𝘀 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗵𝗲𝗰𝗵𝗮𝘀, 𝗲𝗹 𝗿𝗲𝘀𝗽𝗲𝘁𝗼 𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗺𝗮́𝘀, 𝗲𝗹 𝘀𝗮𝗰𝗿𝗶𝗳𝗶𝗰𝗶𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝗹 𝗼𝘁𝗿𝗼…𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗴𝗿𝗮𝗻𝗱𝗲𝘀 𝘃𝗮𝗹𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗶𝗿𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹𝗲𝘀. No me resigno a perderlos. Y para eso, cuenta conmigo. 𝙴𝚗 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚚𝚞𝚒𝚎𝚛𝚘 𝚊𝚙𝚕𝚒𝚌𝚊𝚛𝚖𝚎. 𝚂𝚊𝚕𝚟𝚊𝚛. 𝙲𝚞𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘. 𝚈 𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚊𝚐𝚛𝚊𝚍𝚎𝚣𝚌𝚘. 𝚂𝚘𝚢 𝚜𝚊𝚕𝚟𝚊𝚍𝚘. 𝙼𝚎 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚏𝚒𝚌𝚊 𝚢 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚒́𝚊 𝚌𝚘𝚖𝚙𝚊𝚛𝚝𝚒𝚛. Gracias amigos, amigas
Por Juan Bautista Peris Roig 24 de septiembre de 2022
Hay una asignatura en los estudios de filosofía que se llama Filosofía de la acción . Personalmente me gustó mucho y me pareció una de las más completas. En definitiva, ¿cuál es la particularidad del ser humano que más quebraderos de cabeza le trae? Sus actos y, sobre todo, la decisión de cómo y porqué hacerlos. La cuestión está en que, aparte de lo que cada uno quiere para sí mismo, está lo que quieren los demás de ti. Lo que esperan los demás que hagas. Y que lo hagas bien. Un buen maestro. Un buen panadero. Una buena cirujana. Un buen ciudadano. Hay generaciones, la mía, por ejemplo, que ha sido educada en el sentido del deber y la norma . Como dice José Antonio Marina , nadie preguntaba si un niño era feliz, sino si era bueno . Ciertamente, esa educación se olvidaba del sentido de los derechos y la libertad personal . La “docilidad” era el objetivo principal. En la actualidad, nuestro sistema educativo tiene muy en cuenta esos principios de los derechos y la libertad, pero ha eliminado el sentido del deber y el valor de las normas como ejes de la convivencia. En ocasiones bajo una aparente democratización de los elementos del sistema educativo se esconde la dictadura aplastante de la “ideología” que vuelve a esconderse en la nefasta burocracia para “demostrar” que atiende a esa educación integral que recoge nuestra Constitución. Todo en papel (en pantalla) aunque nuestro alumnado siga siendo náufrago en un mar de leyes insensatas. Una educación que cojea. Cito a Marina de nuevo: “La educación se mueve entre dos peligros: ayudar a formar personalidades demasiado rígidas o demasiado flexibles. A refugiarse en el dogma o diluirse en el relativismo. Tiene que elegir entre el cristal y el humo”. El sistema educativo debería integrar los cuatro principios: el sentido del deber, el valor de las normas para la convivencia, los derechos individuales y sociales y la libertad personal para conseguir una mayor comprensión del mundo. Una educación en la virtud , acaso suene vetusto, pero, aparte de la necesidad de entender nuestro pasado, las ciencias, cómo afrontar los retos del presente y construir futuro…al ser humano le vendría bien recuperar la educación de su personalidad . La educación del propio ser humano.
Por Juan Bautista Peris Roig 27 de agosto de 2022
Absorto ante la inmensidad de la existencia. Guarda sus secretos celosamente. Con un rigor especialmente duro cuando los hechos conmueven tus entrañas. Cuando la vida habla de ausencias imprevistas. Terribles. Momentos espeluznantes en los que uno saca las fuerzas de no sé bien donde y se pone en pie. Y sigo escribiendo parte de mi investigación para la tesis. Ahora de pleno en la cuestión educativa. Ya verán ustedes como a partir de septiembre los gurús educativos van a explosionar con un sinfín de recetas al uso que servirán para marcar la nueva moda educativa. Y ya es mala noticia, como dice el estudiado Gregorio Luri , que la educación se vea sometida a modas que prometen ser muy pero muy de Lomloe. Algún ego y muchos bolsillos se verán recompensados. De esta forma pasarán por la pasarela la taxonomía de Bloom, los entornos VUCA, los saberes básicos, la inclusión, las diferencias, sabidas y manidas, entre evaluar y calificar … Lo peor, es que volverá a pasar que no sabremos sacar provecho a las bondades de una ley necesaria, aunque no suficiente. Hay cuestiones más graves que otras. Cuando se habla de inclusión se olvida de que estamos hablando de personas excluidas que “deben” ser admitidas en el sistema educativo. Pero esto es escandaloso, ¿no? Hablar de inclusión es que se da por hecho que nuestra sociedad se desentiende, aleja, condena, señala, elimina de su “normalidad”, a personas determinadas por cuestiones físicas, psíquicas…sociales o económicas. Hay personas excluidas que deben ser incluidas. Y lo debe hacer el sistema educativo. ¡Vaya, mira tú por donde! La perversión de esta afirmación radica en la asunción de esa cultura del descarte de la que habla el papa Francisco , donde existe “normalizada” “una cultura de la exclusión a todo aquel que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado”. Del mismo modo como apunta Francesc Torralba, “la cultura del descarte también afecta, negativamente, a todas las personas frágiles y vulnerables, a los seres humanos que padecen enfermedades, dolores, dependencias y deficiencias de todo tipo. Las víctimas de esta cultura del descarte son las personas frágiles.” Pues, releyendo a Axel Honneth , filósofo de la tercera generación de la Escuela de Franckfurt , rescato una de las aportaciones más interesantes del autor. Se trata de la superación de algunas propuestas de Habermas sobre la cuestión del conflicto social. Total, que Honneth propondrá tres formas sociales de reconocimiento para que haya unas sanas relaciones entre las personas, a saber: el amor, el derecho y la solidaridad. El amor limitado a la esfera más íntima y ligado a la familia, el derecho como expresión de una convivencia necesaria entre las personas a través de la vía jurídica que reconoce derechos y deberes para con los otros como sujetos de una manera universal. Y finalmente, la solidaridad . Honneth remite a este concepto para explicar cómo el reconocimiento mutuo intersubjetivo basado en la cooperación es decisivo para comprender lo que debe ser la praxis social humana. Y cuando no se reconoce al otro, se le menosprecia. Y cuando se le menosprecia, se le excluye. Y cuando se le excluye, se le descarta. Hay una poderosa corriente cristiana humanista ( Maritain ) que se enraíza en el mensaje de Jesús que propone el reconocimiento del otro, sea como sea, como el primer paso para la construcción y la sostenibilidad de cualquier proyecto social. No aceptemos la exclusión como algo a remediar. Seamos proactivos en la eliminación de prejuicios. Un trabajo ad extra , pero que necesariamente pasa por un cambio del corazón en cada uno de nosotros. A ello.
Por Juan Bautista Peris Roig 4 de julio de 2022
Hace poco tuve la suerte de asistir a unas jornadas filosóficas en Salamanca . Muy interesantes. Alimentaron mi pensamiento con verdaderas ideas novedosas y rescataron de mi pozo interior algunas cuestiones que tenía aisladas y casi secuestradas. Una de ellas el tema de la muerte. Sin duda alguna porque hay algunas ausencias que siempre duelen y de incomprensibles que son uno las intenta olvidar. Y fue cuando en unas conversaciones de café después de una frugal comida alguno de los presentes comentó su línea de investigación. El transhumanismo y su promesa de inmortalidad para el ser humano. Al cerebro se le puede considerar como un ordenador y los pensamientos encontrarían su analogía con los datos. Tan solo falta transferir, mientras aún tenemos vida, nuestra mente a una máquina capaz de procesar estos datos digitales et voilà! He aquí un ser humano inmortal. Nuestro cuerpo muere, pero la mente vive. O algo así. Este sería uno de los objetivos más codiciados de nuestra era (tal vez de todas las eras), transformar la condición humana de tal manera de que la mente de una persona pueda ser convertida en datos digitales y “subida” a un ordenador muy potente, lo que te permitiría vivir en un mundo de experiencias virtuales sin límites y por ende alcanzar la inmortalidad, según comenta la web Xataka. Y todo esto gracias a las nuevas tecnologías convergentes que bajo el acrónimo NBIC reúne a la nanotecnología, biotecnología, informática y ciencias cognitivas. No es broma. Ninguna. Y esto no es que este cerca, es que ya es una realidad incluso en política. Argemino Barro, del Diario del Agua el Ágora, nos habla de un candidato arrinconado por la pareja Trump-Biden, Zoltan Istvan . Escribe Argemino, “la filosofía de Istvan, el transhumanismo, propone una “evolución participativa”: en vez de dejar la mejora de la especie humana en manos de la selección natural, es la especie humana la que tiene que tomar el mando, mediante la tecnología, y aplicar estas mejoras sobre sí misma. La inmortalidad solo es una de ellas, quizás la más ambiciosa. Pero hay muchas más: por ejemplo, hacer que la criogenización sea más efectiva, desarrollar implantes cerebrales que nos permitan tener todo el saber del mundo en la cabeza, lograr avances genéticos para evitar enfermedades o crear injertos mecánicos que potencien nuestra fuerza o nuestros sentidos.” Tema controvertido. ¿Me hubiera gustado que mis seres queridos no hubieran muerto? La respuesta es que hay pocas cosas que haya deseado con tanta intensidad, pero, ¿esas máquinas serían mis seres queridos? ¿Ese “no morir”, es vivir? "La muerte será una opción, no un destino," según el ingeniero José Luis Cordeiro. "Esta es la revolución más grande de la historia de la humanidad, nada se compara con la muerte de la muerte, nosotros estamos entre la última generación humana mortal y la primera generación humana inmortal". Es decir, el transhumanismo defiende que la muerte es un problema técnico, solucionable por la tecnología Y se me refresca el alma con un autor muy interesante, André Comte-Sponville . Filósofo francés, que sabe muy bien de lo que escribe cuando trata el tema de la muerte ya que el suicido de su madre y la muerte de uno de sus hijos, desgraciadamente, le ha hecho reflexionar sobre esa “normalidad” que es el morir. Él, no es creyente, yo sí, pero en sus escritos encuentro algo de ese Dios que él rechaza y que yo busco . Estos párrafos de su “Invitación a la filosofía” me han interesado enormemente. Sirvan de cierra a esta reflexión: «Si quieres amar la vida, [...] si quieres apreciarla lúcidamente, no olvides que morir forma parte de ella. Aceptar la muerte —la propia, la de los allegados— es la única forma de permanecer fiel a la vida hasta el final. Mortales y amantes de mortales: esto es lo que somos, y lo que nos desgarra. Pero este desgarramiento que nos hace hombres, o mujeres, es también lo que da a la vida su máximo valor. Si no muriésemos, si nuestra existencia no destacara sobre el oscuro fondo de la muerte, ¿sería la vida tan valiosa, tan rara y emocionante? «Por no pensar lo suficiente en la muerte —escribía Gide—, ni el más breve instante de tu vida ha sido lo suficientemente valioso.» Así pues, hemos de pensar en la muerte para amar más la vida —en cualquier caso, para amarla tal como es: frágil y transitoria—, para poder apreciarla mejor, para vivirla mejor».
Por Juan Bautista Peris Roig 3 de julio de 2022
Esta llamada sociedad del bienestar anda maltrecha debido a varios factores: una pandemia que nos ha dañado la salud en toda su amplitud, unas guerras que no acaban nunca y que se reparten cada vez por más lugares del mundo, el secuestro de la vida interior por el show continuo de la extimidad en RRSS, una economía sin piedad que arrasa a mucha parte de la población y una incapacidad del ser humano para encontrar bases seguras, fundamentos, para asentar esta sociedad que dimitirá del “bien” y se quedará solo con el “estar”. Pues ante toda esta maraña circunstancial y esencial aparece un libro que señala una propuesta vivificante: el homo curans debe coger el testigo de este ser humano individualista absorto en su supervivencia, solo en su andadura y sin soluciones para un futuro cercano. Recomiendo vivamente este libro de Agustín Domigo Moratalla que en sus seis capítulos desarrolla una propuesta realista y seria basada en la mejor tradición ética de nuestro tiempo. Como dice Antonio Piñas en el periódico El Debate, “cada párrafo de Homo curans es una incitación al compromiso ético y político con el otro y con el entorno” del mismo modo que afirma que “el «cuidado de sí» desligado del cuidado de una sociedad justa o del cuidado del medio nos lleva a una versión muy pobre del cuidado. Por eso se nos describe en cada página el sentido de un cuidado complejo, es decir, integral y generativo.” Sin duda alguna que “desde las fuentes intelectuales de las que parte Moratalla, redescubrimos que, frente al paradigma de la independencia, propio de modelos individualistas, se puede apostar por una autonomía relacional. El olvido del otro es un indicativo de ciertas éticas del cuidado que han descuidado la donación como dimensión propia de la persona. La solidaridad social y el cuidado son expresiones de un ser personal que, como nos ha transmitido la filosofía personalista, es, a la par, recepción y donación. Así lo describió en algunas de sus obras más insignes, Pedro Laín, otro gigante del pensamiento contemporáneo al que Moratalla ha prestado su justa atención en algunas de sus obras. La era digital tiene sus riesgos, como toda época, pero también esconde muchas posibilidades para construir una ciudadanía digital activa y responsable. No perdamos la ocasión de dialogar este verano con Agustín Domingo leyendo Homo curans. No nos dejará indiferentes y nos aportará claves para pensar la educación de las nuevas generaciones cuidando de unos valores y fomentando virtudes, como la virtud del cuidar. De esta forma podremos transitar de la sociedad del bienestar a la sociedad de los cuidados. Sí, debemos estar preparados para este nuevo paradigma, en el que ya nos encontramos, y que nos exige una mayoría de edad en la actividad de cuidarnos, cuidar al otro y cuidar el hogar común desde la virtud de la justicia.” Libro perfecto para este verano.
Por Jose F. Martínez 5 de junio de 2022
Andaba yo en el momento de estrujarme el cerebro para el Cara B del mes de abril dentro de nuestro podcast colectivo. La palabra clave de ese mes, como muchos ya sabréis, era “Casa”. En ese mismo instante me llegan mensajes desde Ukrania de un amigo del alma y al que muchos conocéis: Chiqui Asensio. La primera foto que me pone el cerebro del revés es en la que aparece la ventana de una vivienda con dos impactos de bala y otras muchas fotografías de esas que encogen el corazón con casas semiderruidas, alcanzadas por algún proyectil. Es cierto que me impactan mucho ese tipo de visión de los edificios con fachadas o parte de los muros caídos. Es casi como la profanación de un espacio sagrado, habitado hasta ese momento por personas. Y creo que esa es la clave: olvidar las cifras, las opiniones políticas, el bombardeo de noticias e imágenes, etc. Y observar a las personas. No es casual ese “personas que cuentan”, uno de los lemas de nuestro mural rebelde con un gran doble sentido o que en otro de nuestros proyectos la canción principal fuese ¨La persona es lo primero” Por ello he querido compartir aquí en nuestro blog la historia de esa madre con sus dos niños de la que nuestro querido Chiqui nos cuenta muy brevemente en el audio. Él sintió la necesidad de partir hacia Ukrania en viaje relámpago para llevar ayuda humanitaria en varias furgonetas y finalmente ha permanecido más de dos meses haciendo viajes al interior de las zonas más castigadas para llevar materiales y medicinas y ayudar a salir a personas. Principalmente madres con sus hijos. La manera de aterrizar en la historia concreta y real de esa madre que se ve obligada a huir, metiendo en escasos minutos unas cuantas cosas dentro de 3 bolsas y aventurándose con sus dos niños a subir a esa furgoneta que aparecía por allí como un milagro era permitir que vieseis en estas instantáneas a la madre, los niños, las 3 bolsas y el pequeño barracón junto a una frontera que volvía a ser “sagrado” lugar de paz, seguro; nuevamente por la acción de personas: la voluntaria polaca, un soldado polaco y otro ucraniano y el español de la furgoneta a más de 3000 kilómetros de su casa. Solamente me falta contaros el motivo por el que aquella madre con dos niños se quedó retenida en la frontera con Polonia sin poder llegar a cruzarla: Intentó conseguir alimentos en una tienda pero como no disponía de dinero para pagarlos tuvo que dejar el pasaporte como garantía de cobro si quería volver a recuperarlo. Tuvo que salir a toda prisa de su casa y no hubo manera de acudir a por él. Alguien se desplazó días después a esa zona poco segura y aprovechando un nuevo cargamento de material, llegó al comercio, saldó la deuda y recuperó el pasaporte. .
Por Paco Pérez Dolz 19 de marzo de 2022
En esta playlist aparecerán las canciones del espacio La pizarra de corcheas . Haz click aquí para acceder al contenido • “From now on”, de la banda sonora de la película “The greatest showman” • “Can’t stop loving you”, del disco de Toto “Live in Poland 35th anniversary”. • “Hasta el final”, del disco “Irrepetible” de Coque Malla. • “Volver a empezar” del disco “Rompe tu silencio” de Girasoules. • “Calypso”, de Jean-Michel Jarre, CD “Waiting for Costeau” • “Don´t stop me now” de Postmodern Jukebox, álbum “33 resolutions per minute”. • “Jump” de Van Halen, del disco “1984”. • “Volverán esos momentos” de Ele. • “Here comes the sun”, The Beatles, disco “Abbey road”. • “Here comes the weekend” del CD “Tourism” de Roxette. • “You can call me Al” del álbum “Graceland” de Paul Simon. • “Feel so Good” del LP “Blue rhythm” de Graham Foster’s Night Train.
Por Paco Pérez Dolz 6 de marzo de 2022
En estos tiempos que vivimos de incertidumbre, tensiones y malos augurios, quiero aprovechar este espacio para reivindicar la importancia de la música en nuestra vida. La música, con su poder de traspasar el tiempo y las fronteras, con su poder de hermanar culturas, amansar fieras, templar ánimos, emocionar, dar valor, unirnos… Dicen que toca el alma de las personas, no lo sé, pero he visto a enfermos de alzheimer que lo habían olvidado todo, tararear melodías, o incluso recordar letras de canciones que fueron importantes en algún momento de su vida. Algo tendrá cuando es capaz de hacernos llorar, de hacernos felices, de hacernos bailar…algo tendrá. En los momentos más duros de esta pandemia por Covid que estamos viviendo, la música se convirtió en una de las cosas a las que aferrarnos para mantener la esperanza, para no perder la cabeza, para estar unidos. Y es por eso que quiero pediros ahora más que nunca, cuando nos enfrentamos a terrores olvidados, a situaciones que no esperábamos, que inundéis la vida de música. Que no pare la música, que no deje de sonar en cualquiera de sus formas, que recomendéis canciones, que las compartáis, que escuchemos sus letras y sintamos sus acordes, que su ritmo nos impulse el corazón, que los recuerdos que nos trae nos ayuden a mantener la esperanza. Una manera de saber cuánto quieres algo es por el miedo que tienes a perderlo, y sí, ahora tenemos mucho miedo, mucho, de perder el futuro que queremos para nuestros hijos, de disfrutar de nuestros amigos, de abrazar a nuestras familias…y vemos que personas muy próximas a nosotros están sufriéndolo ya. Esta canción que os recomiendo habla de eso. De luchar por los desamparados, de darnos ilusión, esperanza de un mundo mejor que sólo será posible si nosotros queremos. Y queremos, vaya si queremos. Hace 30 años…sí, 30 años, me subí a un escenario a interpretar con un buen amigo este tema de Víctor Heredia. Hicimos la versión que Mercedes Sosa había hecho en directo un año antes, y desde aquel entonces se convirtió en una de las canciones de la banda sonora de mi vida. Que no pare la música, porque la vida sin música sería un error. Enlace a: Mercedes Sosa Una canción posible (En vivo) 1991
Por Juan Bautista Peris Roig 4 de marzo de 2022
Recomendación del libro "Una boca per a parlar, dues orelles pera escoltar"
Share by: